Enfrentada al encarecimiento del combustible y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, la Unión Europea (UE) quiere revisar la organización del control aéreo muy fragmentada en la región, que obliga a las compañías a un kilometraje inútil.
"Nuestra propuesta busca recortar las filas de espera para el despegue y el aterrizaje. Nos permitirá ofrecer vuelos más seguros y más ecológicos creando más capacidad", resumió el miércoles el nuevo comisario europeo de Transporte y ex controlador aéreo, el italiano Antonio Tajani.
En 2002, la UE (integrada entonces por sólo 15 países) había aprobado un proyecto de "cielo único" europeo, primer paso hacia una armonización centrada en la seguridad.
El problema es que esas ambiciones iniciales fueron recortadas por la presión de ciertos sindicatos y del sector militar con la cuestión de la soberanía de los espacios nacionales aéreos de fondo.
Cinco años más tarde, la UE constata pocos progresos y quiere establecer "objetivos vinculantes" de mejora de los desempeños que serán definidos con los Estados miembros.
Para ello, los países europeos deberán conciliar diferentes imperativos de actualidad:
- mejor seguridad
- capacidad aumentada del espacio aéreo
- reducción de costos
- protección del medio ambiente.
"El cielo sigue dividido en Europa y, por ello, los vuelos son, en promedio, 49 km más largos de lo necesario", explicó Tajani.
Los trayectos de los vuelos internacionales son 15% menos eficaces que los vuelos nacionales. Así, un avión que une Amsterdam y Milán efectúa 155 km de más, subrayó Trajani, agregando que los europeos "pasan entre 10 y 15 minutos más de lo necesario en los aviones".
Estas incoherencias se explican en parte por la prohibición de sobrevolar zonas militares, pero sobre todo por una multiplicación en la gestión del tráfico y las operaciones aeroportuarias.
A menudo, los aviones deben esperar demasiado para disponer de un horario de aterrizaje, que no está garantizado en su plan de vuelo cuando despegan.
Además, las compañías aéreas pagan tasas sobre la base de la distancia recorrida dentro de un espacio nacional, lo que hace que los Estados se muestren reticentes a reformar el sistema.
El espacio áreo de la UE sigue siendo un rompecabezas compuesto por 27 sistemas de control aéreo divididos en 650 "sectores".
Al entrar en cada nuevo sector, el piloto debe cambiar de frecuencia y contactar un nuevo controlador aéreo.
En este sentido, una organización más centralizada a nivel europeo permitiría a los aviones reducir sus costos así como también sus emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en un 10% aproximadamente.
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