Dcha. Manuel López López, escritor.
El profesor de periodismo Manuel López López recupera su seudónimo Víctor Malope para firmar una novela en la que imagina una historia de España en la que el dictador Francisco Franco (1892-1975) hubiera sido catalán, federalista y todavía siguiera vivo.
Fransiscu Franco, catalán universal es una "ópera bufa" surrealista, que da la vuelta al "calcetín de la historia" con resultados en ocasiones desternillantes y de la que sólo se han impreso 2.000 copias, pero que se puede descargar gratuitamente por Internet su versión en catalán.
Entrevista al autor:
-¿Cómo es el Fransiscu Franco de su libro?
-Francisco Franco es catalán, vive en el Palau de Pedralbes de Barcelona, tiene guardia catalana en lugar de guardia mora y para dormir se pone barretina. Hemos cogido el calcetín de la historia y le hemos dado la vuelta.
-Le habéis dado tal vuelta que los independentistas ya no son vascos sino extremeños...
-Al darle la vuelta hacemos reflexionar sobre lo que les sucede a los otros. Si en Extremadura y en Castilla dicen que los vascos y los catalanes son separatistas. ¿Porqué no les convertimos a ellos en separatistas? La ETA, pues, la situamos en Extremadura y responde a las siglas "Extremadura Toma las Armas".
-¡Y Franco tiene 120 años!
-Claro, porque Franco nació en 1892. La verdad es que podría seguir estando vivo, porque ahora con la medicina te empiezan a enchufar cosas...
-¿Pero sigue mandando?
-No manda, pero en algún momento dice "llamaré a Don Carles"...
-¡"Don Carles de Bombones"!
-De Bombones, claro. Todo es una parodia. La cuestión es preguntarse qué habría pasado si Franco hubiera sido catalán. El Franco que presentamos en la novela ha estudiado con Josep Pla y con Dalí. Ha nacido en el Empordà, tierra de genios.
-Además de Franco, en el libro también salen otros personajes que marcaron la historia del siglo XX.
-Sale Stalin, a quien los españoles hicimos el gran favor de enviar la división azul por compromiso con Adolfo Hitler [López hace referencia a la versión que se da en la novela de este episodio histórico]. Si nos fijamos, es verdad que Rusia nunca nos denunció como asesinos de guerra ni Stalin declaró la guerra a España y lo podía haber hecho, porque España mandó tropas, con uniforme alemán pero con la bandera española.
-¿Es decir, que estos giros surrealistas de su novela ayudan a interpretar mejor la auténtica Historia?
-Efectivamente. Y salen otras anécdotas surrealistas como la invención del motor de agua con un botijo.
-¿España es un país surrealista?
-¡Hombre, claro! Y entonces el Franco que presentamos es un Franco surrealista, un Franco muy serio pero que también se permite sus bromas y tomar el pelo al periodista norteamericano que viene a entrevistarle. Escribir la novela ha sido un divertimento en el que ha intervenido un montón de gente. He hecho este libro porque llevaba ya tres libros sobre teoría del periodismo yo solo y seis o siete más junto con otra gente. En realidad no deja de ser también una introducción al periodismo.
-El protagonista es un periodista del "The New York Walker"...
-Esto es un homenaje a una revista fenomenal: The New Yorker. Esta revista se permitió el lujo de enviar a Jon Lee Anderson a escribir un libro sobre Saddam Hussein cuando todavía mandaba y tenerlo seis meses para hacer un gran reportaje en tres entregas. Además, le pusieron a dos personas que verificaban todos los datos, es decir llamaban a la fuente para preguntarle si, efectivamente, confirmaba lo que había dicho al periodista. Esto es un nivel altísimo de periodismo que aquí no nos podemos permitir.
-Es un libro autoeditado. ¿Las editoriales no lo aceptaban?
-Hicimos una pequeña prueba entregándolo a uno de los grandes editores de España, pero resulta que el padre de este editor había sido legionario con Franco, y claro...
-¿Qué ventajas tiene la autoedición?
-El primer mundo, el mundo capitalista y rico, està en una fase de transición de la era de Gutenberg a la época digital. La producción cultural ha cambiado brutalmente con el digitalismo, lo que posibilita hacer tiradas en papel muy cortas acompañadas de libros digitales y que pequeños colectivos puedan sacar pequeñas ediciones.
-¿Reísteis mucho escribiéndolo?
-Sí, porque cada vez la hacíamos más gorda. Hay un momento en el que se te dispara la imaginación y te das cuenta que tienes que retirar cosas porque son demasiado fuertes. Hay gente que se puede enfadar si considera que todo es sagrado. ¡Pero entonces vamos mal! Si tus ideas son sagradas y las mías también, esta sociedad no aguanta y tendría que ir a la guerra. Tenemos que ser flexibles y repensar las cosas. Hay algunas que son sagradas y otras que no.
-Hay muchas biografías serias de Franco, pero pocas o ninguna como la suya...
-Quizás quien hizo algo parecido, pero sin ser de risa, fue Vázquez Montalbán con "Yo, Franco". Pero la generación de Vázquez Montalbán sufrió mucho más que yo el franquismo durante su época universitaria. Nosotros ya entramos a saco porque el régimen estaba a punto de cambiar y ya se podía hablar tranquilamente. Imagínate cómo debía estar la gente con un nivel alto e intelectual en la universidad en los años 60, lo tenían muy mal y el libro de Vázquez es muy dolido.
-¿Hoy todavía no se hace suficiente broma? Está el Franco del programa de TV3 Polònia...
-Sí, Polònia es muy interesante, pero todavía deberían de entrar más... En el programa de la tele vasca Vaya Semanita sí que entran a fondo en la ideología y se cachondean mucho del nacionalismo vasco. Aquí no nos cachondeamos del nacionalismo. Los de Vaya Semanita son de la propia tele vasca y son anti-sistema nacionalista: sacan a Arzalluz leyendo la Biblia vasca... ¡Esto aquí no lo hemos hecho!
-¿Entonces, se debería hacer más broma sobre Franco?
-Tendríamos que hacer más broma sobre nosotros. Nadie se cachondeará del president Companys, porque se dejó la vida por la patria, pero sí que podemos hacer más cachondeo sobre muchas coses. Vienen momentos difíciles y en los momentos difíciles es bueno que la salud mental del pueblo no esté constreñida.
(fuente)
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