lunes, 5 de mayo de 2008

Estrés - ¿ Tenemos Cuento ?

Me hago eco del artículo de María D. para el diario "El Economista":

El artículo se llama "¿Tenemos Cuento?" y trata superficialmente la relación entre estrés , trabajo y vida personal.


Dermatitis, caída del cabello, gastritis, insomnio y ansiedad son algunos de los efectos del estrés sobre nuestro cuerpo.

Según el Observatorio Europeo de Riesgos, más de la mitad de las bajas laborales se debe a este síntoma (el estrés no se considera enfermedad).

"Ya en 2002 el 28 por ciento de los trabajadores españoles tenía estrés. En este país se vendieron legalmente 35 millones de cajas de ansiolíticos", dice la psicóloga Elisa Sánchez.

Casi una caja por habitante, sin contar las del mercado negro.


Según Guido Stein, profesor de Iese, "la sensación de estar quemado [síndrome de burnout] la provocan la cantidad de trabajo, la exigencia (no es lo mismo ser cirujano o controlador aéreo que profesor) y la relación con el jefe y los compañeros".



Insomnio, dolores de cabeza, desmotivación


El número de visitas al médico por problemas ligados al estrés aumenta.

Según José Rodríguez Sanz, miembro del grupo Comunicación y Salud de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria: "Los síntomas son dolores de cabeza y espalda, dificultad para dormir, desmotivación, inhibición en las relaciones con la familia... Algunos pacientes van a la consulta sabiendo que lo que sufren es estrés; otros, no".


¿Los cura el médico de cabecera? "Problemas como el insomnio se pueden solucionar con psicoterapia". Cuando los componentes del problema son más profundos, se deriva al paciente al psicólogo o al psiquiatra.


Los psicólogos también reciben más visitas por estrés en los últimos años. Elisa Sánchez, que da cursos de control de estrés a directivos, explica: "Hay mucho más trabajo con la crisis económica. Podría pensarse que en las vacas flacas la gente ahorra en todo, pero al psicólogo sí van".

El estrés, explica Sánchez, es "la manera en que uno reacciona ante ciertas demandas. Pueden ser autoexigencias o demandas externas".

Cada persona es diferente: "Ante un mismo jefe y horario unos se estresan más, otros menos y otros nada. Existen personalidades con patología de ansiedad.
Hay amas de casa que sufren estrés y cirujanos que no lo padecen". "Poca gente pide bajas laborales por estrés, pocos lo dicen así. Van al médico cuando ya les ha generado una úlcera, un problema cardiaco o ataques de ansiedad", señala la psicóloga.


¿Qué nos angustia?


Guido Stein explica lo que considera los detonantes de la angustia en los empleados: "Esta generación nos ha enseñado a ser cortoplacistas. El futuro importa poco y queremos las cosas ya".


Nos marcamos retos fuertes y nos angustiamos si no los alcanzamos rápidamente.
"Mucha gente que está en puestos directivos no mide hasta dónde puede llegar.

Arriba hace más frío y estás más solo. Tienes más responsabilidad y más problemas. Quizá les falta realismo. Deberían preguntarse ¿soy capaz o no?".



Hijos vs trabajo


La familia también está ahí. Las nuevas generaciones no están dispuestas a renunciar a sus hijos y pensar que están en la oficina en lugar de pasar tiempo con los niños les crea un conflicto.

Varios expertos consultados coinciden en que a menudo el estrés se lo causa uno mismo. "La presión, en muchos casos, te la pones tú solito. Yo tengo dudas de que sea el jefe el que te estresa; eso sería una depresión exógena.
Lo que de verdad te lleva a descuadrarte es la presión interior que tú te pones porque el reto que quieres superar es demasiado y todo tiene que ser ya", afirma Stein.

El profesor de Iese insiste en la importancia de llevarse bien con los colegas: "Tus propios compañeros te pueden llevar al estrés. Que el jefe te ponga a parir no es un problema; es el jefe".


Pero la opinión que los compañeros tienen de uno, dice este profesor, nos importa más. Sin embargo, la presión de los superiores crea muchos problemas. A menudo se producen casos del llamado mobbing o acoso laboral. El reto de quien lo sufre es probarlo.



Un poco 'flojitos'


Dicen algunos expertos que los trabajadores de hoy exageramos. Que somos unos agonías. Guido Stein afirma: "Mentalmente somos más flojitos, nos lo dan todo más hecho. La generación de la posguerra era más fuerte. Ellos pasaban hambre y nosotros sufrimos estrés".

Elisa Sánchez explica cómo muchas cosas pequeñitas suman una grande: "No tenemos más estrés que el que padecieron nuestros padres, es que el estrés es diferente. Que un hombre no tuviera alimentos para su hijo era mucho más grave que lo que nos ocurre hoy en día, evidentemente. Ahora, el estrés lo generan pequeñas cosas: un atasco, la mala contestación de un jefe... Pero son muchas y acaban por desbordarnos".

Otro factor importante es que nos sentimos más solos: "Hace décadas, la gente contaba con un apoyo social mucho mayor, sobre todo porque no había ciudades tan grandes".


Me estás estresando...


Sánchez también relaciona con la ansiedad otros factores: la desigualdad en el trabajo, la crisis de las hipotecas basura, las nuevas tecnologías, que hacen que algunos empleados permanezcan más horas encadenados a su trabajo...

"Me llama la atención", dice esta psicóloga, "que cuando un trabajador está estresado a menudo es despedido porque no rinde como los demás. No se le puede culpabilizar por su estrés", añade.

El médico José Rodríguez está de acuerdo con Guido Stein en que las nuevas generaciones son más débiles que las anteriores: "La tolerancia al sufrimiento es cada vez menor".

El problema, dice, procede "de una corriente que parece decir que no tenemos que morir. La gente no quiere entender que la vida es una enfermedad incurable que siempre acaba en la muerte".


Habla de lo que él denomina la medicalización de la vida. "Hace años, las poblaciones tenían muy asumido el sufrimiento. Ahora impera la cultura del placer. En esto estamos muy influidos por la publicidad".


De los más de 35 millones de cajas de ansiolíticos que se venden legalmente al año en España, algunas las consumen personas que simplemente han sufrido una ruptura amorosa o que mantienen con su jefe una relación complicada.

"¿Es necesaria una medicación antidepresiva para eso?", se pregunta José Rodríguez.



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