viernes, 14 de marzo de 2008

Asesinando Controladores Aéreos

El premio al esfuerzo es la única vía de progreso, y el progreso es lo único que puede aumentar el bienestar común. Las difererencias sociales son fruto de ello.

Cuando te haces mayor, te vas juntando con gente adulta y ves a tus amiguitos ya creciditos. Algún día, tras salir de tu paupérrimo trabajo, te encuentras con alguien que iba a la escuela contigo y te cuenta que es abogado del estado o notario o lo que sea. Seguramente pensarás 'qué suerte, que estupendo, mi amigo...' , pero luego, inevitablemente pensarás la pasta que gana 'qué cabrón'.


Cuando te marchas, piensas que te gustaría un trabajo mejor y que por qué no eres tú el que gana tanta pasta en vez de él. La mayoría de las veces ni te paras a pensar por qué la gana. No sabes lo que le habrá costado demostrar su valía, los pasos que habrá hecho estos años, sus méritos o la responsabilidad a la que está expuesto.


Nunca te quieres culpar de tu trayectoria, es siempre culpa del profesor que tuviste, de tus viejos, del gobierno, de tu país, de los enchufes, del dinero, de la sociedad, de lo que sea por tal de no afrontar la cruda realidad de las cosas. Hay que ser competente y competitivo, con ser competente no basta. Además se requiere responsabilidad hasta la muerte, no esperar tu hora para irte a tu casa. Si no, siempre habrá alguien dispuesto a pringar más. Es lo que tiene la competitividad: los premios son para los primeros. Del comunismo ya hablaré en otro post.



Normalmente, sólo grandes responsabilidades o grandes riesgos justifican altas remuneraciones.


Con los controladores aéreos puede pasar algo similar a lo que comentábamos antes. Al ser una profesión tan desconocida, cuando uno los conoce, normalmente no los valora y acaba pensando lo bien que vive o la pasta que gana. 'Menudo chollo.'No sé da cuenta de todo lo que hay detrás.

El precio de la irresponsabilidad:

Un día hablé con uno y me decía que si se equivocase iría a la cárcel. Parecía estar en el fondo de una fosa oceánica de de responsabilidad. Por eso cobras, dije yo. Sólo un gran interior y una preparación de élite permiten a una persona llevar tal responsabilidad cada día. Parece la tarea titánica de Atlas (imagen).



Pero la irresponsabilidad no sólo se cobra con la cárcel. A veces lo pagas con la vida.

Hay controladores que sólo con un susto, sin víctimas ni accidente, acaban traumatizados, rotos, deprimidos. Tienen que dejar la profesión, las ilusiones, el nivel social, etc. Pasan de ser piezas claves a quién admirar, a ositos de peluche deshilachados y abandonados.

Pero la cosa no acaba aquí. Imaginen que un atc se equivoca, porque hasta los controladores se equivocan alguna vez. Imaginen que la equivocación se cobra la vida de todos tus hijos. Pues no lo imaginen y lean esta noticia publicada hace dos días en el diario "El Periódico", de gran difusión en España.


El artículo explica como un controlador presuntamente causó una tragedia en 2002, en un vuelo dirección a Barcelona. En 2004 le asesinó un hombre que perdió a su familia en el siniestro.

Extracto del citado artículo:

"El juez exculpa a la tripulación y a la aerolínea, y culpabiliza al controlador aéreo (en el 2004 fue asesinado en Zúrich por un hombre que perdió a su familia)"



La segunda imagen corresponde al cuadro "Depresión" de Vang Gogh y la última es un homenaje a los familiares de las víctimas de siniestros aéreos. No quiero saber a qué accidente pertenece, ya es prou triste.

En cuanto al controlador asesinado, sólo decir que el asesinato fue un crimen. Seguro que era un profesional preparado y capaz, nunca tuvo dolo y se equivocó como nos equivocamos todos. Era una persona. Asesinarle fue como aplicar la silla eléctrica a un asesino: polémico y justificable pero no es la justicia que queremos, almenos en el siglo XXI.

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